Quien ha visto la Esperanza, no la olvida. La busca bajo todos los cielos y entre todos los hombres. Y sueña que un día va a encontrarla de nuevo, no sabe dónde, acaso entre los suyos. En cada hombre late la posibilidad de ser o, más exactamente, de volver a ser otro hombre.
martes, 13 de diciembre de 2011
viernes, 9 de diciembre de 2011
miércoles, 7 de diciembre de 2011
Así la cosa...
No me decido.
¿Dónde será más pertinente escribir? ¿Qué es lo que debo decir?
Las ideas se contraponen. Quiero y no quiero hacerlo. Es como una forma de no invocar tempestades, aunque de cualquier forma ahí están: se respira esa violencia en el ambiente.
La música no ayuda y creo tener la certeza de que ahora es el tiempo justo de hacerlo, después ya no tendrá más sentido. Quizás ahora tampoco lo tenga. O puede ser la necesidad de vaciarme de este agobio. Lo que es cierto es que los días siguen pasando y el malestar crece.
Ya no quiero más hablar de ello. Es agotador y no llegamos a nada. Pero no por ello se ha resuelto algo. Hace poco tocó un punto muy sensible:
"¿Vas a volver?¿a hablar de cosas lindas?"
Con ocho palabras me sumergí en el vacío. ¿Dónde fue que la magia se acabó? ¿Cómo es posible que haya pasado más de un año y la dinámica sea la misma? ¿Qué es lo que espero de él? ¿Qué es lo que él espera de mi? ¿Qué es lo que espero de mi misma? ¿Y qué hacemos para conseguirlo?
Hubo tiempos muy buenos, en los que todo era "lindo", pero ni el tiempo, ni la distancia, ni la disposición ayudan. Y me encantaría tener alguna respuesta de su parte a estas interrogantes antes de que el tiempo se agote y dejemos definitivamente que se disuelva todo en las ausencias e invisibilidades.
Quiero respuestas.
lunes, 28 de noviembre de 2011
Dispersa: Inconcluso
Estoy por comenzar a resolver la última tarea del primer módulo, pero cualquier cosa ajena llama mi atención: ya preparé café turco, ya revisé un par de blogs e investigué un poco de la tarea, y en seguida descargo una película y me invaden sensaciones corporales que me recuerdan tactos. Me duele el estómago y me levanto. Regreso y publico una frase que me hizo reflexionar, escucho a José Alfredo y evoco momentos de sentimientos muy intensos. Otro trago de café y regreso al texto... y "Solo puedo pedirte que me esperes al otro lado de la nube negra"... Y el tiempo se agota y es el momento de cerrar todo y enfrentarse al mundito escolar de los lunes "...para algo debe servir..."
sábado, 26 de noviembre de 2011
Sueño...
Llego en avión a una ciudad inmensa en la que confluyen construcciones de todos los estilos artísticos y pido parada frente a un palacio más bien barroco en que se dan cita personajes de la "alta cultura", que discuten acerca de las últimas tendencias mientras beben desesperados para embriagarse y tolerar con mejor actitud lo que resta del encuentro. Reconozco a antiguos amigos y los saludo con efusividad, y luego veo a uno de los maestros más queridos y cuando me acerco a saludarlo, me pregunta cómo es que pude entrar si sólo podían pasar los "renombrados". Su pregunta me provoca desagrado y decido recorrer ese enorme edificio, así que comienzo por ese salón y sigo hacia arriba en cuanto descubro unas garigoleadas escalinatas. Conforme avanzo, hay menos gente y puedo contemplar con gozo y detenimiento cada espacio. Llego a una galería más arriba en la que hay muebles interesantísimos apilados y llenos de polvo, ahí hay un hombre regordete dando una explicación de lo que esa colección representa, y me emociono y pienso en que ese espacio me encanta, que quiero conocerlo todo. A la derecha, hay una escalera más angosta y la subo mientras acaricio los muros. Llego frente a una puerta entreabierta y apenas me asomo, puedo distinguir un grupo de cuerpos humanos tirados sobre una tarima, y algunos gimen de dolor. Siento miedo. Puedo observar entonces que el hombre gordo viene furioso hacia mi, así que de inmediato corro escaleras abajo mientras veo cómo todos esos personajes pomposos se transfiguran en personajes de películas de terror. Al final salgo del edificio lamentándome por no haber podido recorrerlo todo.
Doy vuelta a la manzana y me encuentro con Teté en una cafetería, ella presume una taza y me invita a sentar frente a un inmenso ventanal que permite ver la ciudad en su esplendor. Descanso y suspiro mientras me sacio con el aroma del café...
Más tarde me encuentro de nuevo en el avión y pido bajar una parada antes del edificio barroco. Lo que pasó después ya no logro recordarlo, pero tiempo más tarde estoy en la Universidad, en un consultorio médico en el que luego de examinarme, me dicen que probablemente estoy embarazada. Desde la ventana, veo que afuera me espera el padre de mi Sol, revisando su reloj de pulso; al parecer hace mucho tiempo atrás le di cita para ese momento. Pero las cosas han cambiado. Descubro que él nota que estoy adentro y sonríe, y continúa esperándome mientras le pregunto a la doctora si está segura de su diagnóstico y comienzo a inquietarme por la posible demora de M.
M. llega justo en el momento en que me despido de la doctora. Abro la puerta y miro que el hombre del reloj sigue esperando con una sonrisa, y debo caminar en el mismo sentido para encontrarme con M., así que camino contenta y nerviosa por la noticia, rebaso al hombre del reloj sin mirarlo, y esperando que comprenda que su tiempo ya pasó, y abrazo a M., contándole la nueva y esperando su reacción...
Entonces sonó la alarma y me perdí el final de la historia.
El silencio
... ... ...
Palabras impronunciables, emociones presas que se agolpan y urgen una salida que es reprimida. Mejor evadir, es la consigna. Nada duele si nada pasa, y si me niego y nada leo y nada escucho, nada pasa: Ojos que no ven... versa el refrán, pero el tiempo no miente, y sé que en algún lugar respira el que decidió desaparecer (espero que para encontrarse).
En este territorio tampoco quiero investigar más y me sumo a la ola de oscurantismo que mantiene estable esta forma de existir. Ya me cansé de apostarle a imposibles.
El silencio invade mi universo, y me repliego esperando escuchar algún sonido, sentir alguna vibración que me indique cuál es el camino más viable para mejor vivir... Y manifestarme en un profundo alarido.
martes, 15 de noviembre de 2011
Arte - Vida
Los objetivos prácticos de realizar una actividad útil y rentable, de actuar en beneficio de otros y de divertirse son fáciles de definir y de perseguir. Pero llega un momento en que todo esto parece transitorio y uno se enfrenta a la revelación de que el único sentido de la vida es la más plena y pura experiencia de la vida misma. Percibir en toda su plenitud lo que significa amar verdaderamente, interesarse por algo, comprender, crear, descubrir, anhelar o esperar es, en sí mismo, el valor supremo de la vida. Una vez que esto se comprende, es igual de evidente que el arte es la evocación de la vida en toda su plenitud, pureza e intensidad. El arte, por tanto, es uno de los instrumentos más poderosos de que disponemos para la realización de la vida. Negar esta posibilidad a los seres humanos es ciertamente desheredarlos.
Rudolf Arnheim.
Consideraciones sobre la educación artística.
domingo, 13 de noviembre de 2011
De las cosas que obligan a reconsiderar nuestra manera de vivir...
Me parece que estos han sido los días más difíciles del año. Todo se vino de golpe: los dos trabajos, el posgrado, la negativa de licencia, los problemas en la escuela, los desvelos, la computadora con sus virus, mi sol de paseo, la soledad, el estar con alguien sin amarlo, el (quizás) amar a alguien sin estar con él, las deudas, la casa sin agua, las fallas con la luz, los amigos y sus problemas, y su poca disposición de escuchar los de alguien más, el poco tiempo...
Hace tiempo, mientras esperaba que me atendieran en el laboratorio, vi un stand en el que hacían una prueba para detectar la Hepatitis C, y por hacer tiempo, decidí aplicar. Me dijeron que el resultado era positivo, pero que debían tomar otra muestra de sangre para hacer un mejor estudio, y que me llamarían en algunas semanas. Pasaron más de dos meses y no recibí la llamada, así que olvidé el tema.
Esta semana llamaron y me dijeron que debía ir a recoger resultados al hospital con una gastroenteróloga. Al otro día fui y la tal doctora no estaba. Por la noche volvieron a llamarme, pidiendo que fuera lo más pronto posible a recoger los resultados. Entonces sí que me asusté, y sin pensarlo, comencé a reconsiderar mi forma de vivir, a planear cómo hacer para no dejar desamparado a mi solecito, cómo hacer para dedicarle el mayor tiempo posible, para mostrarle lo hermoso del mundo, para hacerlo madurar deprisa. Pensé en mi papá y su forma de educarme, y recordé que siendo aún una niñita me dijo con dureza que quería hacerme auto-suficiente porque él podía morir cualquier día por la diabetes. Al fin comprendí su miedo y dolor, y los sentí propios al imaginar que probablemente no vería crecer a mi hijo...
Y mi hijo estos días tan dolorosamente lejos...
Al otro día fui al hospital y parecía que me esperaban en la puerta del consultorio. De inmediato me hicieron entrar. El hombre que estaba dentro me invitó a sentarme y dijo que iría en busca de la doctora para que interpretara los resultados de la prueba. En mi mente pasaban pensamientos como el vender la casa, comprar un seguro de gastos médicos mayores, un departamento cerca de la universidad y la (aún) familia, una cuenta de ahorros para que Leo siga estudiando, cómo comunicar a los demás el diagnóstico, renunciar a un trabajo y viajar mucho...
La doctora llegó, leyó la hoja de resultados, y me dijo que todo estaba bien, que por alguna razón la prueba anterior había dado positivo, pero que en ésta no habían detectado nada anormal, que estaba sana y un "disculpe usted por la preocupación que pudimos generarle". De inmediato me tranquilicé y agradecí la atención.
Y salí corriendo de vuelta al trabajo sin poder externar todas estas emociones...
Lo que es cierto, es que este evento me ha hecho reconsiderar mi forma de vivir, y más en estas horribles semanas en que no tengo más tiempo que para trabajar. No vivo, sólo soy una autómata que produce para que algún desconocido se enriquezca, y mientras, mi Sol, (recién lo hago consciente), la persona más importante en mi existir, está lejos por lo mismo. Y la vida es frágil, en cualquier momento puede apagarse, y hay miles de cosas por hacer, sueños qué realizar, lugares por conocer, colores y formas por mostrarle a mi niñito...
Aún no sé qué haré, pero es seguro que debo modificar mucho. Y vivir con plenitud por el tiempo que me toque hacerlo. Y dar mucha luz.
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jueves, 3 de noviembre de 2011
martes, 1 de noviembre de 2011
Muertos...
Es hora de irse a pedir calavera.
Las últimas semanas mi ritmo de vida, de por sí acelerado, se ha vuelto aún más apresurado y caótico. Y justo hoy... justo cuando debo llevar a mi sol disfrazado de esqueleto a las calles a pedir calavera y satisfacer así su ilusión de este tiempo... justo ahora siento que se agotó toda energía en mi.
Volví muy triste de la escuela porque di todo de mi y me sentí utilizada por todos.
Quiero escribir, pero mi Catrín está más que listo y ansioso.
Me voy...
martes, 11 de octubre de 2011
Sin palabras...
Ya se extinguió el placebo de la primera impresión y comienzo a sentirme triste, sin energía. Tendré que acostumbrarme a este nuevo modo de enfrentar el tiempo en internet.Quizás, lo que más me pesa es el no habernos despedido.
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lunes, 10 de octubre de 2011
De deslumbramientos y apagones...
Anoche se apagó totalmente su resplandor. Pero es mejor así. Ya no quiero que signifique nada su nombre cuando lo vea escrito en cualquier lugar; ya no quiero recordar palabra alguna cuando escuche a Spinetta (quien, a decir verdad, estará vetado del itunes un buen tiempo). Por fortuna, Ghibli estuvo antes y más pronto se diluirán las asociaciones.
Anoche estuve de curiosa-obsesiva y las respuestas se revelaron como espejos, como aquellas piezas de rompecabezas que se esconden justo para hacerse aparecer en el momento preciso y así terminar de construir la imagen.
Sí, sé que yo tampoco fui sincera y que por lo mismo no debería reaccionar de esta manera. Cuesta mucho decir la verdad, ¡vaya que lo sé! Pero no tiene sentido relacionarse con alguien a través de mentiras y medias verdades. No lo quiero y estoy segura que de continuar, seguiría en el mismo sentido. Así que decido que no va más.
Adios.
domingo, 18 de septiembre de 2011
Hacer bien las cosas...
¿Qué significa eso?
Si el hacer bien las cosas implica sentirse bien, creo que no voy por buen camino.
No sé cómo hacer, pero no funciona el capricho de alejarse. No soluciono nada y sólo extraño y se enrarece aún más la situación.
¿Cómo se hacen bien las cosas?
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sábado, 17 de septiembre de 2011
martes, 13 de septiembre de 2011
Los adioses...
He intentado escribir... Pero no puedo. Esto es muy fuerte.
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jueves, 1 de septiembre de 2011
miércoles, 31 de agosto de 2011
De espejismos y otras farsas...
Cada vez siento más frío.
Anoche fue distinto, lo fue tanto que esta mañana me aventuré a construir de modo autómata palabras sobre la mesa, palabras que estuve saboreando todo mi día fuera de casa como posibilidad, como una nueva puerta abierta, como ese fragmento de arcoiris que coloreó el paisaje de mis cerros.
¿Qué pueden significar un puñado de abatelenguas apilados? ¿Orden? ¿Puntos suspensivos? ¿O punto final?
De nuevo es tarde, el frío me invade desde los pies y me decido a buscar refugio en mi cama, mientras tanto, estaré expectante a los sonidos de la noche.
Ya quiero estar bien.
No quiero caer.
lunes, 22 de agosto de 2011
2011-2012
Es molesta esta incontrolable ansiedad. Siento que es mucho más fuerte que la que viví el año pasado. Y ciertamente no tiene razón de ser. Ya experimenté una vez lo que es comenzar un ciclo escolar, conocer a los integrantes de los grupos, definir las dinámicas más pertinentes para hacerles atractiva una clase, motivarlos y motivarme para ir más allá de las reglas impuestas por los recursos, los "jefes" y los programas; ya sé más o menos cómo torear las malas jugadas de los compañeros; ya sé modular mi voz y cómo hacer para no quedar afónica; ya conozco los contenidos de los cursos; ya sé que mis alumnos no son universitarios pequeños, sino niños y que como tales hay que hablarles de cada tema. Y sin embargo tengo miedo, mucho miedo de aquello que estoy a unas pocas horas de conocer. Me averguenza decirlo, pero sí, tengo miedo. Quizás el escribirlo funcione como placebo y me ayude a alcanzar la serenidad necesaria para enfrentar este primer día.
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domingo, 24 de julio de 2011
El poder de las palabras...
Hace un par de días, mis dedos estallaron y escribieron cuanto he sentido y pensado durante estos últimos tiempos; se sinceraron a un extremo pocas veces visto antes. Quizás pueda tachárseles de inoportunos, de impulsivos, de poco considerados. Sin embargo, considero que es lo mejor que han hecho últimamente. Lo que denotaron en todo momento fue la imperante necesidad de reforzar canales de comunicación y confianza, porque las palabras, bien empleadas, son bálsamo y aliciente, que aunque no alcanzan (quizás) a tocar nuestro cuerpo físico, sí tocan todo lo demás que nos conforma...
Desafortunadamente, estos dedos explosivos, al parecer, generaron recelo y silencio: justo lo opuesto de lo que esperé obtener.
No cabe duda de que nada en este mundo es completamente previsible. Pero creo que ya no queda en mi...
lunes, 18 de julio de 2011
El poder de las imágenes...
No. Ésta vez no sentí celos, ni de manera remota; tampoco fue tristeza. Pero sí apareció un sutil guiño de amargura, luego una dosis mayor de gusto por verle contento y querido. Dolor no hubo: eso pasó cuando fue Perú y no México... Y ya pasó.
Al fin y al cabo, ¿qué más se puede sentir cuando la distancia es el mayor narcótico?
sábado, 2 de julio de 2011
Feliz, triste...
Cada noche tomo la misma decisión; sobre todo cuando pasan de las nueve y el silencio domina. Luego una chispa me hace retractar, y sigue la misma rutina del jugar al no pasa nada.
Eventualmente convoco a los fantasmas y pretendo violentar leyes. El último invitado no apareció y sentí un inmenso alivio. Es el más chocarrero de todos y pudo ser más que nocivo.
...
Durante un par de días tuvimos visitas, y luego de irse y de tantas historias increíbles, anoche me encontré con una casa extraña: el jardín con las plantas de maíz abatidas desde el este, con mi colección de rosas secas esparcidas frente a mi cama, con la ausencia de uno de mis aretes favoritos, con un par de fotos que permanecían en el mismo sitio, inalterables, pese a que todo lo que por la mañana les rodeaba ahora estaba en el suelo.
Entonces exigí como compensación un gran ramo de rosas ante semejante descuido, el que tajantemente fue negado. Sentí miedo. Uno de esos miedos que hiela todo el ser. Brinqué de la cama pensando que quizás con tanta historias contadas la noche anterior, seguro pudimos convocar alguna cosa rara (más rara yo pensando aquello), y busqué un par de tijeras que dejé abiertas debajo de nuestras camas. Finalmente el cansancio me hizo dormir, aún con el inmenso dolor de cabeza que me invadía.
...
Ahora llueve y no puedo alejar esta sensación simultánea de estar feliz y estar triste. Quiero dormir y hay mucho por hacer. Quise escribir y terminé divagando en estas líneas. Será mejor ver una película y abstraerse. Y ya mañana será día de hacer.
sábado, 25 de junio de 2011
Azul y Oro...
Semana de re-encuentros. Volví a los lugares de antaño, a aprehender su particular aroma, a ver el sol y el pasto enrojecidos de sus madrugadas, a sentir esa extraña plenitud que siempre me ha dado ese sitio, mi casa de siempre: el lugar de mi temprana venta de periódicos, el del primer beso, el de las exploraciones científicas, el de los juegos interminables, el de los infinitos escenarios, el de la experimentación teatral, el de la lucha, el de los días de intensa lectura, el de los tantos cuestionamientos, el del cine bueno y barato, el de los huaraches más ricos, el de los grandes recuerdos, el de las mulas los jueves de corpus, el de nadar hasta el hartazgo, el de las frías noches, el de las lluvias y los puentes que precedían al amor. El de tanto aprendizaje...
Volví a mi casa de siempre y he vuelto también a encontrarme con algunas gentes de antes, aquellas con la que quedaron historias inconclusas:
El compañero de carrera que una vez me escuchó en la calle decir a alguien más lo mucho que me gusta, y que desde entonces me mira distinto y sonríe con complicidad cuando solicita libros.
Está también aquél, el del beso inesperado en una parada de autobús, el mismo al que vi por última vez tirado en la arena de Zipolite hace muchísimos años y que reapareció de la nada, con una poca disimulada disposición de re-escribir la historia.
Volvió (en mis sueños) el hombre que solía reaparecer cada que me proponía comenzar una relación. No sé si fue mi primer amor, pero sí estoy segura de que fue el más intenso, el más impulsivo, el más instintivo, el más inconsciente.
Además apareció por los pasillos y queriendo saldar deudas, el que con su verborrea, música y larga melena me atrajo y que casi de forma paralela me fue resultando antipático y repulsivo.
Curiosamente también vino uno de los platónicos. Intuyo que ya dejó de serlo. Habrá que verlo de cerca para corroborar emociones.
En fin... El re-encuentro con espacios y personas ha sido grato y estimulante; sobretodo con lo mal que he pasado estos días en la escuela y la mala organización que impera en nuestras vidas.
Y a pesar del poco tiempo de sueño y de tantas horas de viaje, me siento contenta de volver, y más indecisa acerca de nuestro futuro inmediato.
jueves, 9 de junio de 2011
Sueños...
Besos furtivos en lugares oscuros, música de ritmos contagiosos, una gran fiesta, tu familia departiendo a la mesa, un perrito callejero recién adoptado haciendo por sentirse parte de la casa, la lluvia suave afuera, tus ojos buscándome, alguien hablando de aretes de oro, alguien más que me decía lo mucho que se notaba el magnetismo entre nosotros. Y eras tú, aunque al principio te presentaste con otra forma...
Desperté emocionada, pero conforme pasaron los minutos y recuperé la lucidez, más bien me fui sintiendo triste. Triste porque sólo en sueños experimento el amor recíproco.
Debo ya salir de esta rutina. Es definitivo.
miércoles, 8 de junio de 2011
Sueños...
Era la noche previa a una salida multitudinaria a algún balneario. No había camas ni cobertores suficientes. Entre tanta gente, apareció totalmente desnudo el primer hombre que me aceleró las hormonas, ese de lindos ojos, el del mundo del teatro, el del primer beso... Y al verlo, le busqué sitio en alguna cama. Pasó por mi mente acostarme a su lado, muy cerca. Pero no, le puse un cobertor encima, por aquello del frío, y fui a otra cama a dormir.
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De antaño,
El hubiera...
jueves, 2 de junio de 2011
"Sensación en bonito"
Curioseando, me encontré con el blog de un contemporáneo compañero de lucha, y aunque nunca tuvimos una gran conversación, hoy, con sus escritos, me he sentido identificada completamente. Fue como encontrar un espejo de las ojeras de Talita, claro que con sus propias experiencias y reflexiones, pero me ha dejado esta "sensación en bonito", este sentirlo mi amigo, aunque hace como dos años que no lo veo y sigo en deuda con él por el préstamo de documentos para titularme y también tenemos pendiente el armar esa exposición... bien hecha.
Gracias JJ por hacerme una gran sonrisa este día!!!
sábado, 7 de mayo de 2011
Seis de mayo...
Y sólo puedo escribir entre tanta sensación y cúmulo de pensamientos:
Desde ayer tengo aún más ganas de conocerlo.
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La ciudad es lo mejor,
Sures
miércoles, 4 de mayo de 2011
Lázaro Blanco

Y otro gran ser humano ha muerto, un hombre amante de la luz y la limpieza, sabio y sarcástico. Cuánto me hubiera gustado aprender mucho más de él. Y de nuevo me pasa que creo que la gente estará allí por siempre. Y sé que lo que sé de fotografía se lo debo a él.
Gracias maestro!
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De lo que duele,
El hubiera...,
Mis maestros
Tsss...
Me desperté como triste y la sensación se acentúa conforme pasan los minutos.
Moraleja: No hablarás por la noche de asuntos en absoluto agradables. Y muchísimo menos dormirás sin antes haberlos resuelto. El actuar como que nada pasó, no funciona para estos casos.
lunes, 18 de abril de 2011
Las cochinillas...
Mi solecito despierta y corre directo a la sala, arrojándose sobre uno de los sillones y exigiendo una cobija-mamá. Luego de una sesión de cosquillas y del desayuno, de puntitas va a su cuarto, y vuelve de allá con inmensa carga de juguetes que meticulosamente acomoda en el piso, sale al jardín, secuestra a un par de cochinillas y ríe mientras ellas caminan sobre sus manos.
Pasados los minutos le pido que las devuelva al jardín argumentando que deben tener hambre y que sus familias esperan por ellas. -Son felices jugando conmigo- es la respuesta que recibo. Entonces le pregunto cómo se sentiría si alguien se lleva a su mamá nomás por que sí...
Un poquito después las devuelve al mismo sitio en que las encontró.
-Orale, qué discusión tan extraña-, dice Brux cuando le comento lo que nos pasó esta mañana, y poco después seguimos hablando de lo triste que es leer las noticias nacionales. Y me pregunto si acaso esos "señores" no tuvieron nunca una conversación parecida en su infancia.
domingo, 17 de abril de 2011
sábado, 16 de abril de 2011
Amores platónicos y adioses...
Ya pasaron unos cuatro meses, quizás más... y el dolor ha cedido, y el entendimiento ha ayudado a sobrellevar tanta expectativa fallida, y el corazón sigue latiendo y enamorándose del amor, el otro gran utópico.
De aquellos paisajes idealizados me he propuesto despedirme de a poco y paulatinamente desapegarme. Me quedo con el recuerdo de lo que pudo ser, con el ideal del amor platónico que me llegó con media vida de retraso. Atesoro todas las emociones y recuerdos lindos y me despido de lo demás.
Dejé ya de creer en la inconsistencia de la distancia. Y a través de una lágrima que escapa miro el mapa y tengo la certeza de que en esta vida no será.
Le deseo infinidad de días felices y cierro la carpeta.
martes, 12 de abril de 2011
jueves, 24 de marzo de 2011
Recuerdos...
Anoche recordé aquellos tiempos en que semidesnuda subía a la azotea y miraba el cielo, esperando hallar respuestas. Pasaba horas interrogando a la luna, la madre... Y recordé mi primer nuevo nombre tan lleno de significados. Y recordé ése, mi primer viaje sola, recordé el aroma de Taxco, las dulces palabras de Galeano que me acompañaron todo ese fin de semana, la música que por primera vez pude sentir de forma absoluta, los colores, la luz, las texturas, los juegos...
Anoche, semidesnuda, subí a la azotea y miré el cielo buscando repuestas, buscando consuelo, buscando el abrazo de la madre luna que no apareció y volví helada, con los ojos congestionados y colmada de recuerdos de esos primeros meses de 1997.
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De antaño,
Eduardo Galeano,
Las nostalgias
miércoles, 23 de marzo de 2011
Otro día...
Un finísimo hilo de agua cae de la tubería y espero a que se llene una cubeta. Mi sol come yogurt, yo bebo café y escribo, o al menos eso intento.
Llevo frente al monitor tanto tiempo que podría hablarse de algún tipo de hipnosis. Quiero escribir y no. ¿Para qué hablar de los desconciertos y problemas, si de eso está lleno el mundo, y cada que aparecen esos temas, en el mejor de los casos, la gente se aleja, y si no, agrede, y cuando se espera un abrazo, más bien aparecen recriminaciones?
Suena el teléfono y escupe malas noticias: la madre de Mario rumbo al hospital.
El secreto debe ser cambiar de actitud y retomar esa postura aprendida en casa. Todo está bien, y hay fortaleza de sobra para enfrentar todo desconcierto.
Me visto con colores cálidos, dibujo una sonrisa en la imagen que se refleja en el espejo, evoco esa voz que me alegró la mañana, dejo a Zitarrosa y escucho a Mercedes Sosa, respiro profundo, y me dispongo a salir...
Y estas vacaciones sí iré a la playa.
martes, 15 de marzo de 2011
¿A quién enterraste?
Hace un par de semanas la Catrina vino por el padre de una de mis compañeras de travesuras de la secundaria. Tuvo por nombre Mario y campesino de oficio vivió creo que muchos años pues las canas y arrugas así lo indicaban...
Por alguna extraña razón ese personaje de mi pubertad siempre estuvo presente durante los años que llevo vividos, aún cuando terminando la secundaria me alejé casi por completo de aquí durante unos catorce años.
Recuerdo que hace algunos meses me platicaba con toda jovialidad de cómo en su juventud se iba a los salones de baile y aprendía de pasos y ritmos y de cuánto le gustaba bailar. Y cómo olvidar esa enorme sonrisa mientras me decía que se proponía enseñarme a bailar, mientras bailaba en las fiestas.
La última vez que lo vi, tan sonriente como siempre, estaba montado en una bicicleta y recargado en un árbol hablando con su hermana Efigenia.
Días después corrió la noticia de que lo llevarían al hospital... Y esa misma noche me encontré en su casa, esperando a llevaran su cuerpo para despedirlo.
Duele ver el dolor ajeno, duele no saber qué decir, no tener las palabras para consolar, duele la certeza de que pocas veces damos todo lo que quisiéramos a los demás -como si fueran eternos y tuviéramos tiempo para dar amor a cuentagotas-, duele la muerte, la vida que se lleva y el llanto que deja...
En realidad esta fue mi primera vez en un funeral. Y aunque estuve presente en los funerales de mi abuelita, de mi padre, de otra gente cercana a la familia, nunca antes había experimentado de la mayor parte del ritual, ni había comprendido su significado. Y yo, que pocas veces externo mis emociones, lloré y lloré como si ese hombre fuese tan cercano. Lloré porque recordé esos años en que me definía, esos años en que mi padre fue mi verdugo, esos años en que decidí dejar la casa con tal de no sentirme tan agobiada. Lloré por mi papá, por mi abuela.... por la gente que amo aunque esté tan lejos y a la que he preferido mantener a la distancia ya sea por seguridad o por cobardía. Lloré porque comprendí cuán frágil es nuestra vida y lo rápidamente que nos acercamos a la muerte. Lloré por esa gente mía que conocí en su plenitud y que ahora está tan próxima a la vejez. Y lloré...
Y esa mujer que tan bien me conoce sólo atinó a preguntarme. ¿A quién enterraste?
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jueves, 10 de marzo de 2011
miércoles, 9 de marzo de 2011
Sueño...
Vago el recuerdo, pero fue el volver a un lugar en el que seguramente hace más de diez años fui feliz, y era por trabajo (¿en qué más pienso ahora si no en eso?), todo indicaba que sería excelente, así que decidí mudarme para allá... y llevé todos los triques significativos. Comencé por instalar la cama, y luego la cocina. Hecho esto decidí recorrer bien el lugar y descubrí que todo seguía igual: la gente era más o menos la misma, o al menos tenían la misma actitud desinteresada ante todo, y no había nada firme: ni techo, ni proyectos; había mucha basura, mucha inseguridad y sentí angustia. Renuncié de inmediato, pero no sabía qué hacer ahora con todo lo que dejé y todo lo que llevé conmigo y que ahora no sabía cómo regresar a su sitio original. Y el mayor símbolo de toda esa decadencia fue un alguien (que mucho marcó en mi hace una década), que apareció en mi sueño, siguiendo mis pasos, hasta en mi cama aún no del todo instalada. Ese alguien me provocó escalofríos, repugnancia, horror y me ayudó a despertar.
¿Alguna señal más clara?
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martes, 8 de marzo de 2011
Segunda parte...
Quiero renunciar. Irme de vacaciones: largas... largas vacaciones. Olvidarme de todo lo que hay aquí y de todos. Y al fin tener tiempo de averiguar hacia dónde quiero ir y cómo llegar felizmente hasta allí.
Hay días en que me hace sentir tranquila el tener una vida tan predecible, tan estable... Pero en el fondo creo que esa no soy yo. No sé en qué momento me perdí.
Ayer llevé "música rara" a mis pupilos que sólo escuchan La Zeta y tuve la decepción más grande de estos meses. La mayoría de ellos protestó, bostezó y pidió escuchar mejor al Acapulco Tropical. Y me pregunté ¿qué hago ahí? ¿Sirve de algo lo que intento hacer? Así como se cierran a conocer sonidos distintos, se niegan a mirar, a comprender, a leer, a vivir de una forma distinta a como han vivido sus padres. ¿Qué tanto me niego también a conocer y vivir algo nuevo?
Me siento agobiada.
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martes, 1 de marzo de 2011
Lo que hoy quiero...
Quiero enamorarme, quiero sentir esa pasión que quita el aliento y simultáneamente carga al máximo de energía el cuerpo y la mente. Quiero emocionarme al percibir cierto aroma, al mirar cierto gesto, al descubrirme en otros ojos; quiero vibrar toda yo al escuchar el timbre de cierta voz, que la taquicardia venga al sentir sus dedos rozando mi piel...
¿Dónde estará esa cierta persona que podrá provocar tremenda revolución en mi?
¿Dónde...?
domingo, 13 de febrero de 2011
10.02.2011
De haber sido un día después, habría resultado espejo, ser al menos poético en el sentido de la imagen numérica; ser un algo cercano a aquello que imaginé para un evento así: No puedo evitar caer en la cursilería de los sueños infantiles de cuentos de hadas y princesas...
Mientras escuchaba los parámetros a los que me comprometía, y se nos convidaba a mostrar una actitud ejemplar, sentí unas inmensas ganas de carcajearme y no sé si fue por nervios, miedo, arrepentimiento, emoción, o por lo extraño de aquellas palabras. Lo cierto es que mucho me costó controlar ese impulso...
Y aunque fue por ayudar, por cubrir la lista de requisitos, aunque sea "de a mentiritas", hay algo que no sé ni cómo abordar. Ahora me siento de alguna manera comprometida... Y también culpable. Soy la misma y no. Y me pregunto cómo deberé llenar papeles en adelante. Es sumamente extraño...
¡¡¡Y con lo que me gusta la incertidumbre...!!!
¡¡¡Pfff...!!!
Por ratos me gustaría platicarle a todos a modo terapeútico, pero gana más el deseo de mantenerlo privado. Sólo mis amigas entrañables saben y quiero que sepa Sur.
domingo, 6 de febrero de 2011
viernes, 4 de febrero de 2011
domingo, 23 de enero de 2011
El día que las ganas tomaron vacaciones
Sucedió una mañana fresca de mediados de invierno. Todo parecía tan normal como cada día. Se levantó de la cama y se dispuso a seguir el cotidiano ritual: se vistió; en el baño se miró al espejo acomodando sus cabellos; en la sala abrió las cortinas y fue a la cocina a preparar el desayuno. Hasta allí todo fue ordinario, pero minutos más tarde notó una ausencia, aunque no pudo descifrar qué era lo que faltaba. Sucedió cuando era hora de armar el plan del día. Descubrió que no quería hacer nada, pero nada, nada: ni dormir, ni salir, ni estar adentro, ni caminar, ni estar parada, ni sentarse, ni jugar, ni leer, ni hablar, ni comer, ni nada. Se negaba al mundo y no comprendía por qué si la mañana estaba tan linda.
Volvió al espejo a interrogarse, se acostó en la cama y entre las sábanas buscó indicios, pero no toleró ver a Morfeo; se incorporó y preparó un chocolate, el aliviacongojas, y resultó insípido y sin respuestas. No comprendía qué pasaba. Estuvo frente al monitor infinidad de tiempo sin saber por qué. Y luego una voz de tono metálico dio sentido a lo que sucedía. Las ganas se fueron de vacaciones y viajaron miles de kilómetros para conocer y comprender los otros mundos que tanto le han dolido estos días.
Las ganas navegaron entre destiempos y desatinos, entre noticias atrasadas e imágenes cotidianas, entre emociones encontradas y ganas reprimidas, entre reclamos y bromas, entre voces que no se encuentran y ganas que convergen. Y fue allí, cuando unos besos se mandaron al aire y su cuerpo (el de ella), se estremeció, y las ganas decidieron volver y escribir este texto, a modo de postal de su repentino viaje. Y como colofón anotaron:
"No se angustie, estaremos de vuelta cuanto antes; sólo queremos ver cómo queda el marcador. Besos, miles. Ya sabe cuánto se le quiere y de qué manera.
P.D. Esperamos con ansias su misiva."
miércoles, 19 de enero de 2011
Y luego...?
I
Casi podría decir que es un amigo imaginario; está hecho de la misma sustancia. Nunca lo he tocado, no sé a qué huele, no conozco sus manías, no sé cuál es su color preferido, ni qué sabores seducen su paladar. Nunca nos hemos cruzado en la calle, no hemos intercambiado nuestros libros favoritos, ni hemos compartido un paquete de galletas. Pero muchas veces me desvelé escuchando su respiración, muchas también sentí taquicardia al verlo aparecer en la lista de contactos, me sentí enamorada; lo imaginé como el más próximo a la idea de la media naranja y llegó a ser parte importantísima de mi cotidiano existir. Muchas veces también sentí miedo pensando en la posibilidad de que la idealización fuera enorme, de vivir entre puras añoranzas, de que nunca pasara más.
Sin embargo, lo que nunca imaginé es que la magia se diluyera. Y comenzó como juego, requiriendo terapia de pareja. Y lo cierto es que dejamos de coincidir, de hablar de cualquier cosa, de ayudarnos, de estar...
"y bueno.. esta en los dos ver como sigue..."
Dice el refrán "Aquí se rompió una taza, y cada quién para su casa"... Pero que aparece el pero:
"y bueno.. esta en los dos ver como sigue..."
No comprendo el mundo virtual y sus reglas. He notado que lo convencional es que si en esto coincides con alguien desconocido, el interés se pierde en no más de un mes y si persiste, el contacto es eventual y generalmente con conversaciones poco profundas, y simplemente se diluye sin reclamos ni sufrimientos, y cada quién su vida. Y en este caso se ha trascendido aquello. Tristemente, mis miedos son mucho mayores. Pero esas palabritas ayer leídas me inyectaron esa duda, esas ganas...
II
(Y a la mañana siguiente...)
Lo reconozco: soy cobarde. Tan cobarde que no me atrevo a escribir una palabra que me comprometa más. Quise provocar una reacción, quise encontrar una respuesta esta mañana... Y la hubo; creo que la más apropiada, pero cómo cuesta empezar luego de haberse acorazado. No sé qué hacer, qué decir... no sé nada. Necesito de un -abretesésamo- balsámico.
III
Ya es domingo... Y al menos llegué al punto de insensibilidad.
¿Y luego...?
Y luego, nada.
...Cumplí celosamente nuestro plan: por un millón de años esperar.Hoy llevo el doble dando coordenadas pero nadie contesta mi llamada.¿Qué puede haber pasado a mi señal?¿Será que me he quedado sin hogar...?
IV
(Domingo, más tarde)
¿Y luego?
Y luego llamó.
:)
sábado, 15 de enero de 2011
Mutaciones...
Pasé casi una semana con un inmenso dolor de mandíbula que por ratos ni me dejó comer y que atribuí al stress. Curiosamente, luego de despertar ayer muy enojada, el dolor cedió y pude averiguar cuánto he reprimido mis sentimientos estos días.
¿No se vale sentir?
Al fin repararon la camioneta y aprovechado los ratos de soledad e introspección al volante, me dio por escuchar los discos de antaño y confirmé que esa música sigue siendo la que más me llena. Y a través de las letras de las canciones me di cuenta de un asunto de fondo. Antes, le daba principal importancia al amor absoluto (ese que es eterno mientras dura), arrebatador, al amor pasional e irreflexivo, al amor sexual y hedonista; en cambio, desde hace algún tiempo la prioridad es estar con alguien con quien pueda compartir mi vida, con confianza, comunicación y mucho respeto y si llega a darse lo otro, ya lo consideraré como bono extra. ¿Será que está ganando mi lado racional? ¿Será que me niego a sentir?
Y al final del día no sé qué es lo que quiero...
Mi constante últimamente es convocar y luego huir. Escribiendo esto comienzo a sentirme triste. Recuerdo aquél inconmensurable, etéreo y sustancioso tiempo con Sur; los azulados anhelos que están tan distantes de materializarse; los tantos sueños y proyectos latentes desde hace mucho tiempo; la otra vida que quisiera generar y que cada vez se muestra más inaccesible; el no saber cómo organizarme para dedicarme a mi sol y tener "vida propia".
Mientras tanto, los días se suceden e intento darle luz a cada momento, nutrir a mi sol y a las decenas de crías postizas, y busco tiempo para soñar...
viernes, 14 de enero de 2011
Las cosas buenas que se acaban...
No sé si lo raro es que acabe ahora o que hayan pasado cuatro años para darle fin...
Gracias...No sé qué más decir...Duele...Y mucho que duele.
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Canciones,
De lo que duele,
Silvio Rodríguez,
Sures
martes, 11 de enero de 2011
domingo, 2 de enero de 2011
Tengo el corazón contento...
Hablando en el chat con un amiguito que conozco sólo por ese medio, me preguntó cómo ando... y de inmediato escribí que con el corazón contento y recordé esta cancioncita que es inmenso referente de mi familia materna. Cada que salía con mis primos y tíos, en conjunto la cantaban, y lo hacían con tanto gusto que al cabo de unas cuantas salidas me la aprendí y la canté con ellos. Y a pesar de tantos años transcurridos y la aún dolorosa ausencia de Ulises, me trae lindos recuerdos de infancia y aventuras multitudinarias.
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