Cada vez siento más frío.
Anoche fue distinto, lo fue tanto que esta mañana me aventuré a construir de modo autómata palabras sobre la mesa, palabras que estuve saboreando todo mi día fuera de casa como posibilidad, como una nueva puerta abierta, como ese fragmento de arcoiris que coloreó el paisaje de mis cerros.
¿Qué pueden significar un puñado de abatelenguas apilados? ¿Orden? ¿Puntos suspensivos? ¿O punto final?
De nuevo es tarde, el frío me invade desde los pies y me decido a buscar refugio en mi cama, mientras tanto, estaré expectante a los sonidos de la noche.
Ya quiero estar bien.
No quiero caer.
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