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Palabras impronunciables, emociones presas que se agolpan y urgen una salida que es reprimida. Mejor evadir, es la consigna. Nada duele si nada pasa, y si me niego y nada leo y nada escucho, nada pasa: Ojos que no ven... versa el refrán, pero el tiempo no miente, y sé que en algún lugar respira el que decidió desaparecer (espero que para encontrarse).
En este territorio tampoco quiero investigar más y me sumo a la ola de oscurantismo que mantiene estable esta forma de existir. Ya me cansé de apostarle a imposibles.
El silencio invade mi universo, y me repliego esperando escuchar algún sonido, sentir alguna vibración que me indique cuál es el camino más viable para mejor vivir... Y manifestarme en un profundo alarido.
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