Quien ha visto la Esperanza, no la olvida.
La busca bajo todos los cielos y entre todos los hombres.
Y sueña que un día va a encontrarla de nuevo, no sabe dónde, acaso entre los suyos.
En cada hombre late la posibilidad de ser o, más exactamente, de volver a ser otro hombre.
martes, 26 de enero de 2010
De la lectura de ayer...
En la noche sin nombres, sin respuestas, sin orillas; en la noche muda de nuestro cuerpo, aguardan impacientes los demonios de la lengua.
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