Hoy escribo esto sólo para ti. Y reflexiono: hace mucho tiempo no te escribía. Ahora lo hago porque me siento un tanto perdida y quiero que me ayudes a comprender.
Por diversas circunstancias, he dormido muy poco desde hace tres días, y me siento susceptible. Y te pienso, como lo hago desde hace 7 años, y te escribo como lo hice desde hace más de 5 años que empecé con este blog.
Por diversas circunstancias, he dormido muy poco desde hace tres días, y me siento susceptible. Y te pienso, como lo hago desde hace 7 años, y te escribo como lo hice desde hace más de 5 años que empecé con este blog.
Ya perdí la cuenta de cuánto tiempo llevamos discutiendo fuertemente pero también insistiendo en continuar con esta cosa tan informe e indefinida. ¿Cómo hablar de aquello que no tiene nombre? ¿Cómo vivir sólo de emociones e imaginación? ¿Qué pasa cuando se violan las reglas primigenias y permitimos que otro nivel de comunicación (o confianza) intervenga? ¿Por qué esta negativa a enfrentarse a la realidad? ¿Cuándo cambiará esta condición? ¿Cambiará? ¿Algún día dejará de ser sólo discurso?
Francamente, no tolero vivir con esta tan intensa necesidad de comunicarme, de cuestionarte, de sentirte cercano, de escucharte o leerte. Prefiero colocarme en esa situación estable en la que no me preocupa si apareces o no, en la que no me afectan tus actos…
¿Por qué insistes tanto en que sienta y me entregue y me dejas ahí, sola otra vez?
¿Por qué insistes tanto en que sienta y me entregue y me dejas ahí, sola otra vez?
Hace tres noches cruzamos una puerta, que no fue fácil, que fue bella, que significó mucho más de lo que fue, que plantea más necesidad de cercanía.
Siete años es mucho tiempo… Y la vida no dura tanto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario