domingo, 23 de enero de 2011

El día que las ganas tomaron vacaciones

Sucedió una mañana fresca de mediados de invierno. Todo parecía tan normal como cada día. Se levantó de la cama y se dispuso a seguir el cotidiano ritual: se vistió; en el baño se miró al espejo acomodando sus cabellos; en la sala abrió las cortinas y fue a la cocina a preparar el desayuno. Hasta allí todo fue ordinario, pero minutos más tarde notó una ausencia, aunque no pudo descifrar qué era lo que faltaba. Sucedió cuando era hora de armar el plan del día. Descubrió que no quería hacer nada, pero nada, nada: ni dormir, ni salir, ni estar adentro, ni caminar, ni estar parada, ni sentarse, ni jugar, ni leer, ni hablar, ni comer, ni nada. Se negaba al mundo y no comprendía por qué si la mañana estaba tan linda.

Volvió al espejo a interrogarse, se acostó en la cama y entre las sábanas buscó indicios, pero no toleró ver a Morfeo; se incorporó y preparó un chocolate, el aliviacongojas, y resultó insípido y sin respuestas. No comprendía qué pasaba. Estuvo frente al monitor infinidad de tiempo sin saber por qué. Y luego una voz de tono metálico dio sentido a lo que sucedía. Las ganas se fueron de vacaciones y viajaron miles de kilómetros para conocer y comprender los otros mundos que tanto le han dolido estos días.

Las ganas navegaron entre destiempos y desatinos, entre noticias atrasadas e imágenes cotidianas, entre emociones encontradas y ganas reprimidas, entre reclamos y bromas, entre voces que no se encuentran y ganas que convergen. Y fue allí, cuando unos besos se mandaron al aire y su cuerpo (el de ella), se estremeció, y las ganas decidieron volver y escribir este texto, a modo de postal de su repentino viaje. Y como colofón anotaron:

"No se angustie, estaremos de vuelta cuanto antes; sólo queremos ver cómo queda el marcador. Besos, miles. Ya sabe cuánto se le quiere y de qué manera.
P.D. Esperamos con ansias su misiva."


miércoles, 19 de enero de 2011

Y luego...?

I

Casi podría decir que es un amigo imaginario; está hecho de la misma sustancia. Nunca lo he tocado, no sé a qué huele, no conozco sus manías, no sé cuál es su color preferido, ni qué sabores seducen su paladar. Nunca nos hemos cruzado en la calle, no hemos intercambiado nuestros libros favoritos, ni hemos compartido un paquete de galletas. Pero muchas veces me desvelé escuchando su respiración, muchas también sentí taquicardia al verlo aparecer en la lista de contactos, me sentí enamorada; lo imaginé como el más próximo a la idea de la media naranja y llegó a ser parte importantísima de mi cotidiano existir. Muchas veces también sentí miedo pensando en la posibilidad de que la idealización fuera enorme, de vivir entre puras añoranzas, de que nunca pasara más.

Sin embargo, lo que nunca imaginé es que la magia se diluyera. Y comenzó como juego, requiriendo terapia de pareja. Y lo cierto es que dejamos de coincidir, de hablar de cualquier cosa, de ayudarnos, de estar...

"y bueno.. esta en los dos ver como sigue..."

Dice el refrán "Aquí se rompió una taza, y cada quién para su casa"... Pero que aparece el pero:

"y bueno.. esta en los dos ver como sigue..."

No comprendo el mundo virtual y sus reglas. He notado que lo convencional es que si en esto coincides con alguien desconocido, el interés se pierde en no más de un mes y si persiste, el contacto es eventual y generalmente con conversaciones poco profundas, y simplemente se diluye sin reclamos ni sufrimientos, y cada quién su vida. Y en este caso se ha trascendido aquello. Tristemente, mis miedos son mucho mayores. Pero esas palabritas ayer leídas me inyectaron esa duda, esas ganas...

II

(Y a la mañana siguiente...)
Lo reconozco: soy cobarde. Tan cobarde que no me atrevo a escribir una palabra que me comprometa más. Quise provocar una reacción, quise encontrar una respuesta esta mañana... Y la hubo; creo que la más apropiada, pero cómo cuesta empezar luego de haberse acorazado. No sé qué hacer, qué decir... no sé nada. Necesito de un -abretesésamo- balsámico.

III

Ya es domingo... Y al menos llegué al punto de insensibilidad.

¿Y luego...?

Y luego, nada.

...Cumplí celosamente nuestro plan: por un millón de años esperar.
Hoy llevo el doble dando coordenadas pero nadie contesta mi llamada.
¿Qué puede haber pasado a mi señal?
¿Será que me he quedado sin hogar...?
IV

(Domingo, más tarde)

¿Y luego?

Y luego llamó.

:)



sábado, 15 de enero de 2011

Mutaciones...

Pasé casi una semana con un inmenso dolor de mandíbula que por ratos ni me dejó comer y que atribuí al stress. Curiosamente, luego de despertar ayer muy enojada, el dolor cedió y pude averiguar cuánto he reprimido mis sentimientos estos días.

¿No se vale sentir?

Al fin repararon la camioneta y aprovechado los ratos de soledad e introspección al volante, me dio por escuchar los discos de antaño y confirmé que esa música sigue siendo la que más me llena. Y a través de las letras de las canciones me di cuenta de un asunto de fondo. Antes, le daba principal importancia al amor absoluto (ese que es eterno mientras dura), arrebatador, al amor pasional e irreflexivo, al amor sexual y hedonista; en cambio, desde hace algún tiempo la prioridad es estar con alguien con quien pueda compartir mi vida, con confianza, comunicación y mucho respeto y si llega a darse lo otro, ya lo consideraré como bono extra. ¿Será que está ganando mi lado racional? ¿Será que me niego a sentir?

Y al final del día no sé qué es lo que quiero...

Mi constante últimamente es convocar y luego huir. Escribiendo esto comienzo a sentirme triste. Recuerdo aquél inconmensurable, etéreo y sustancioso tiempo con Sur; los azulados anhelos que están tan distantes de materializarse; los tantos sueños y proyectos latentes desde hace mucho tiempo; la otra vida que quisiera generar y que cada vez se muestra más inaccesible; el no saber cómo organizarme para dedicarme a mi sol y tener "vida propia".

Mientras tanto, los días se suceden e intento darle luz a cada momento, nutrir a mi sol y a las decenas de crías postizas, y busco tiempo para soñar...


viernes, 14 de enero de 2011

Las cosas buenas que se acaban...


No sé si lo raro es que acabe ahora o que hayan pasado cuatro años para darle fin...

Gracias...

No sé qué más decir...

Duele...

Y mucho que duele.






martes, 11 de enero de 2011

domingo, 2 de enero de 2011

Tengo el corazón contento...


Hablando en el chat con un amiguito que conozco sólo por ese medio, me preguntó cómo ando... y de inmediato escribí que con el corazón contento y recordé esta cancioncita que es inmenso referente de mi familia materna. Cada que salía con mis primos y tíos, en conjunto la cantaban, y lo hacían con tanto gusto que al cabo de unas cuantas salidas me la aprendí y la canté con ellos. Y a pesar de tantos años transcurridos y la aún dolorosa ausencia de Ulises, me trae lindos recuerdos de infancia y aventuras multitudinarias.