miércoles, 6 de mayo de 2009

La misma noche en que conocí a Liniers...


Estos días que no he escrito han sido de una peculiar dinámica que incluye el dormir muy poco y a deshoras, leer mucho, investigar, trabajar en equipo; y es justo esto último lo más raro de todo: charlamos, escuchamos música, vemos películas, todo en sincronía. Pero además, comemos, dormimos, compartimos tiempo en absoluto silencio. Es como un estar juntos, un mundo por completo cotidiano, mas alterno al real, un mundo surrealista.

Y coincido con la amiguita de desvelos en que enoja (y mucho) el que exista alguien chido para nosotras pero muy lejos, que esté a unos 7412 (o, en su caso, 9942) kilómetros y que no tengamos lana...

A estas alturas de la noche, no sé a bien si me siento triste o contenta, si pueden sentirse ambas cosas a la vez y por el mismo motivo. Sólo estoy segura de que extraño mucho, de que añoro más y de que me estoy mal-acostumbrando a una dinámica que no podré sostener más allá de esta semana o durante vacaciones...

Y este tiempo que no es tan veloz como quisiera, para que pronto llegue enero y puedan consumarse ideas. Así que por esta noche sólo me queda guarecerme en las palabras pronunciadas a modo de murmullo, y en los sueños que me abrazarán estas horas de su necesaria ausencia.


3 comentarios:

  1. Je, pues sin nada que decir... dicen por ahi que lo demas siempre sera lo de menos... jeje supongo que mientras usted este bien pues el asunto se mantendra bien.. aunque.. quien sabe... para poder lograr ese objetivo que vos tenes se necesita de esfuerzo en muchos sentidos... y bueno... quizas si esperas el tiempo decida y la espera alla valido la pena para entonces...

    ResponderBorrar
  2. Aaaaaaah! Me lees la mente?? No es eso... es que te he torturado mucho con mis penas y creo que ya lo estas somatisando!! jajaja ...Paciencia mi muy querida amiga, todo tiene su recompensa...

    ResponderBorrar