miércoles, 22 de octubre de 2014

Y así...



No te quiero sino porque te quiero

y de quererte a no quererte llego

y de esperarte cuando no te espero

pasa mi corazón del frío al fuego.




Te quiero sólo porque a ti te quiero,

te odio sin fin, y odiándote te ruego,

y la medida de mi amor viajero

es no verte y amarte como un ciego.

sábado, 18 de octubre de 2014

Otro credo...

A esta altura del partido

creo en la justa toma de distancia


en general


y en el olvido


en particular.


martes, 14 de octubre de 2014

Valencianas...

Hoy hubo una mañana linda: fresca y nublada, y camino al museo de Bellas Artes, pasé por los Jardines del Real buscando un lugar dónde sentarme a leer un poco mientras llegaba la hora de la cita. 

Así, caminando, mientras sentía un inmenso placer estético al contemplar los árboles con eses enormes flores rosadas, con aves en sus copas, y los patos acercándose a mi en busca de comida, sentí una especie de dicha y paz. Y pensé que ese es, sin duda alguna,  mi lugar favorito de Valencia.

Me senté en una banca y comencé a leer acerca del paisaje y miraba ocasionalmente al rededor, previniendo algún tipo de robo, pues el jardín prácticamente estaba vacío.

Al cabo de algunos párrafos pasó un hombre a unos 3 metros de distancia y continuó su camino. Noté que  vestía playera roja, pantalones de mezclilla y un bolso cruzado por el pecho. Yo seguí leyendo pero de pronto vi que más adelante, oculto detrás de un arco, el hombre seguía ahí. Temí por mi mochila y decidí seguirlo discretamente con la mirada y ubicar la salida más cercana. 

Pero la lectura volvió a atraparme: pensé que la estructura que tiene el texto funcionaría perfecto para mi proyecto, que era una forma muy valiosa de justificar mis talleres, al hacer referencias de todo tipo para explicar una idea. Y justo en esas reflexiones estaba cuando volví a percibir el color rojo cerca del arco. El tipo estaba parado mirando en mi dirección. Ahora sí detuve la lectura y lo vi: su mano moviéndose dentro del pantalón y su mirada fija en mi. Me pregunté montón de cosas acerca de la soledad y las manías que pueden hacer que ese hombre pretenda que alguien más quiera observar impasible cómo se masturba.

Guardé el libro, me levanté y con desagrado caminé hasta la salida del jardín. Pensé en lo relativas que son las cosas, porque ahora, cada que visite mi lugar favorito, recordaré ese grotesco incidente, y es muy probable que no vuelva a sentir la misma paz de antes.


Desvaneciéndose...

-Cuando tengas tiempo… Es que las emociones me ganan. No sé controlar y me asusta.-

-…Empieza con un título.-

-Pero me da algo parecido al miedo el permitirme sentir… -

-Y sé racionalmente que andas haciendo muchas cosas pero viene como esta sensación de querer más de ti.-

-Pero quiero un espacio común.-

-No sé bien. El ideal, coincidir en espacio-tiempo en algún lugar del mundo. No quiero pensar que no nos conoceremos nunca.-

 -Como no es fácil, mínimo buscar cómo coincidir en tiempo y hablar mucho.-

-Y entonces organicémonos.-

-Lo de la otra noche sigo sin comprenderlo.-

-Quizás no fue real pero se sintió real. Y me conflictúa cómo acomodar esa vivencia.-

-Sí… Fue como muy sentido y no sé cómo decirlo… pero fue como cercano también.-

-Lindo… Eso seguro…-

-Y es que fue como dar un paso más allá en el confiar en el otro. Es algo que no había hecho antes.-

Aún con tantas autocensuras.-

-Sí, muy lindo.-

-Pero es esta casi necesidad de más y de realidad.-

-Y quiero que hagamos algo para que dejen de sumarse años de virtualidad.-

Sí… Esa fue la sensación que me dejó a mi también… Fuerte… Y acompañado de un fuerte deseo de más realidad.-





lunes, 13 de octubre de 2014

Las puertas...

Hoy escribo esto sólo para ti. Y reflexiono: hace mucho tiempo no te escribía. Ahora lo hago porque me siento un tanto perdida y quiero que me ayudes a comprender.

Por diversas circunstancias, he dormido muy poco desde hace tres días, y me siento susceptible. Y te pienso, como lo hago desde hace 7 años, y te escribo como lo hice desde hace más de 5 años que empecé con este blog. 

Ya perdí la cuenta de cuánto tiempo llevamos discutiendo fuertemente pero también insistiendo en continuar con esta cosa tan informe e indefinida. ¿Cómo hablar de aquello que no tiene nombre? ¿Cómo vivir sólo de emociones e imaginación? ¿Qué pasa cuando se violan las reglas primigenias y permitimos que otro nivel de comunicación (o confianza) intervenga? ¿Por qué esta negativa a enfrentarse a la realidad? ¿Cuándo cambiará esta condición? ¿Cambiará? ¿Algún día dejará de ser sólo discurso?

Francamente, no tolero vivir con esta tan intensa necesidad de comunicarme, de cuestionarte, de sentirte cercano, de escucharte o leerte. Prefiero colocarme en esa situación estable en la que no me preocupa si apareces o no, en la que no me afectan tus actos… 

¿Por qué insistes tanto en que sienta y me entregue y me dejas ahí, sola otra vez?

Hace tres noches cruzamos una puerta, que no fue fácil, que fue bella, que significó mucho más de lo que fue, que plantea más necesidad de cercanía.

Siete años es mucho tiempo… Y la vida no dura tanto.