sábado, 25 de abril de 2015

Hacia el final del juego...

Son esas puertas cerradas, canceladas por el tiempo y la vida, esos vestigios de tiempos pasados mejores, esos rastros de un color esperanza: la huella de lo que pudo ser, aquello que fue carcomido por el tránsito de los días sobre su superficie, por el abandono y la desidia.

Son esas puertas que no pudimos cruzar, las del vacío, las que simplemente estuvieron siempre ahí y que no alcancé a vislumbrar; las mismas que me hacen reconocer que no hay más que esperar aquí.


Ahora queda reconstruir el camino y avanzar por un nuevo sendero. Y sobre todo,  no mirar atrás nunca más.

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