jueves, 11 de noviembre de 2010

Pregunta abierta...


Cuando era pequeña y leía acerca de nuestra historia en los libros de texto gratuitos de primaria, cuando escuchaba a la abuela narrando sus recuerdos de la Revolución Mexicana, siempre me preguntaba si era posible sustraerse del contexto histórico y llevar un tipo de vida paralela, en la que las únicas ocupaciones fueran la familia, la comida, los amores, una vida en la que no hubiera crítica, politización, en la que no afectaran los grandes eventos que van conformando la historia. Y recuerdo que llegué a la conclusión de que en esos tiempos excepcionales, lo único que importaba era el luchar por los ideales de un mundo mejor... Aunque creo que no me convencí del todo.

Debo confesar que esa pregunta siempre ha seguido abierta. En los años que han transcurrido desde que me pregunté por primera vez este asunto, he visto que hay variadas formas de vivir. Se puede dedicar mucho de la existencia a la lucha por aquello en lo que creemos, pero sí es un tanto complicado hacer a un lado a la familia, los amigos, los amores y las necesidades primarias que de muchas maneras influyen en lo otro, la lucha. Y también hay aquellos que pueden seguir su vida sin tomar conciencia de cómo lo que ocurre a nivel social va moldeando su propia cotidianidad; no se interroga al respecto y cree que todo es cuestión de suerte.

Pero por mucho que intentemos abstraernos del mundo y sus eventos, llega el momento en que no se puede más. Estos días me he sentido con una inmensa responsabilidad. De alguna manera tengo a mi cargo a poco más de dos centenas de muchachitos que están en una edad crucial, en la que van perfilando su personalidad, sus intereses, su grupo de amigos, su oficio y/o profesión, sus valores... ¿Qué papel jugarán los próximos años? ¿Vivirán de acuerdo a sus planes? ¿Los tienen?

Aparentemente, acá no pasa nada y estamos en paz, pero me pregunto cuánto tiempo faltará para que la violencia que impera en gran parte del país llegue a nosotros. Las imágenes que aparecen en la red son aterradoras. ¿Cómo preparar a los niños para esto? ¿Cómo formarlos para que no se dejen llevar por el odio y la ambición? ¿Cómo enseñarles a valorar la vida? ¿Cómo enseñarles a protegerse física, moral, intelectual y emocionalmente? ¿Cómo...?


lunes, 1 de noviembre de 2010

Del asombro y otras maravillas...


Este sábado acompañé a algunos de mis alumnos al museo. Fuimos a la inauguración de una expo de un artista mexicano de la primera mitad del siglo XX, Francisco Díaz de León, y fue una gran experiencia. Descubrí que la mayoría jamás había visitado un museo y me maravilló su manera de asombrarse, de descubrir las imágenes, de sentirse en otro mundo, de ver cómo su apatía se transformó en una curiosidad sin límites: querían absorberlo todo con todos sus sentidos. Luego, visitamos la expo Memorial del 68 y aunque nos faltó tiempo, noté cómo se colmaron de inquietudes... La plática de retroalimentación fue increíble: toditos participaron y aportaron reflexiones bien valiosas. Nada qué ver con su desarrollo en el salón de clases.

Esta salida me nutrió en muchísimos sentidos: mi llamita se encendió al máximo, y me he puesto a pensar en la necesidad de cambiar la forma de enseñar a los niños; hay que trascender la idea del aula.


















Y el pilón, esta acuarela de Francisco Díaz de León: uno de los lugares más significativos de mi infancia, La iglesia del Barrio del Niño Jesús.

Soy feliz!!!