No. Ni unos zapatos nuevos, ni un vestido lindísimo han podido con este sentir de que tiro lo mejor de mi a la basura. Y a lo lejos ecos que resuenan, recuerdos y promesas, tantas palabras y emociones que siguen latentes. Esas voces que me han hecho sentir tanto: muchas cosas y muy intensas... Y sin embargo aquí estoy, pasando la noche en vela por algo que ni lo vale.
Quien ha visto la Esperanza, no la olvida. La busca bajo todos los cielos y entre todos los hombres. Y sueña que un día va a encontrarla de nuevo, no sabe dónde, acaso entre los suyos. En cada hombre late la posibilidad de ser o, más exactamente, de volver a ser otro hombre.
domingo, 10 de octubre de 2010
Tristísima...
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