sábado, 14 de agosto de 2010

No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió...

Pasó más de un año y nada pasó. Pocas cosas se dijeron y falto aquello que generara el entusiasmo necesario para emprender algo...

Anoche nos despedimos con un ligero abrazo más que indiferente. Como siempre, las palabras no se hicieron venir. Será quizás que desde mucho antes la despedida ya estaba anunciada, o tal vez simplemente fue innecesaria porque no hubo un acercamiento real. Lo cierto es que luego de aquél abrazo se vino esta opresión en el pecho, esta nostalgia por lo que pudo haber sido, este rencor hacia el "hubiera", estas ganas de girar 90 grados y dar un abrazo real, y a la memoria, la tan sabia frase de Sabina que encabeza este texto y que me motivó a escribir.

Pudo ser bueno, pudo dejar grandes aprendizajes y experiencias, y sin embargo no sucedió... Ojalá algún día comprenda que cuando dije que no tenía prisa me refería a algo muy distinto al tiempo, y que me hubiera encantado entablar una verdadera comunicación, algo humano, real y honesto.

Por lo pronto, me resta esperar que llegue a leer esto y desearle una buena y plena vida.

Hasta siempre!


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