sábado, 14 de marzo de 2009

Sábado, Distrito Federal...


Este fue el día de la contemplación. Pasé muchas horas observando gente, instalaciones, piezas de arte popular, museos, lámparas, colores, texturas, modas, calles. 
Hacía mucho que no me daba el tiempo para sólo observar, y eso fue algo rico, gratificante. También compartí ideas y anhelos con una gran amiga; lo único que no me gustó fue el pasar otra tarde colmada de suspiros sin destinatario: suspiros derroche de aire, suspiros que anhelan, que llaman, pero ¿a quién? ¿Hay alguien ahí?

....

Hace unos días me dio por tender a la tristeza y escribí a ese sureño causante original de mis ojeras: le hice saber que esperaba que pasara algo lindo con las distancias, pero que me daba cuenta de que ocurre justo lo contrario y lo que es peor, que duele... Bueno, en realidad lo peor es que no haya aún respuesta. Y hay ratos que me dan ganas de borrarlo de mis contactos y así obligarme a ya no esperar ansiosa a que se conecte. Sin embargo, esas ganas pueden más que toda la ausencia suya de estos días...

¡¡Y esta esperanza que no me deja!!

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